domingo, 29 de septiembre de 2013

: en Educación

La Supervisión Escolar del municipio,
hoy Secretaría de Educación de Ipiales.
30 años: 1982 - 2012

Artículo publicado en revista Estafeta de Pasto, n.° 82, agosto de 2012, 54 a 61

Otro de los logros de Bernardo Andrade Tapia es la creación de la Supervisión Escolar Municipal, hoy Secretaría de Educación de Ipiales, el 16 de agosto de 1982

Uno de los aspectos de más trascendencia en mi trayectoria como docente e investigador, sin pretender escribir mis memorias, y a petición del señor director de la revista Estafeta y otros amigos; es reseñar este tema de tanta importancia para la historia educativa de Ipiales, que explica: cómo se logró tantos beneficios con los mínimos recursos de entonces; además, por la satisfacción de aportar mis capacidades en lo que por vocación es para mí: la educación como formación del ser humano, hito del progreso de los pueblos.     

Algo decisivo fue obtener el título de Maestro Superior en la Escuela Normal Nacional de Varones de Pasto, que entonces era difícil su ingreso por las últimas estructuras en la formación de maestros, orientadores, forjadores de la niñez y la sociedad; y dentro de los planes y programas del Plantel, era obligatorio cursar sin interrupción de primero a cuarto, y profesionalizarse en cuatro quimestres (quinto y sexto); realizar estudios especializados en pedagogía, sociología, sicología, legislación escolar, didáctica general y especial; observación y práctica docente dos años; exámenes: uno de conocimientos generales de todos los grados cursados y otro de temas pedagógicos. Además, pertenecer a un centro cultural, deportes, servicio social. Participé en el Centro ‘Guillermo Valencia’, donde me inicié en la poemática, oratoria, los ensayos, etc.; fui jefe scout (de exploradores): con el lema: ‘hacer el bien sin mirar a quien’; me integré a la cooperativa escolar, y al grupo de atletas de la institución, acciones todas que me aportaron muchas experiencias para mi vida futura.

Ya en la actividad profesional y en los albores de la adolescencia, me inicié en el periodismo, 1965, en la hora radial: Buenos días, scouts de Colombia en Ecos de Pasto; en Ipiales en 1969, con los programas: Aquí empieza Colombia, como comentarista de opinión; y director: de Orientación Campesina y Nuevo Amanecer en Emisora Cultural Bolívar, e Ideas de carácter pedagógico en Radio Ipiales.

Desde los primeros tiempos demostré mi formación académica: integré el Centro Cultural Pedagógico, que otorgó el título de profesor municipal, útil para el escalafón, en julio de 1968. Ya en la docencia en las escuelas del sector urbano de Ipiales: Barrio Obrero, como iniciador;  El Charco; Tomás Arturo Sánchez, donde se dejó huella del quehacer pedagógico, en las aulas escolares y la comunidad educativa, así: actos culturales en Navidad, de la madre, del maestro, primeras comuniones, organizaba programas especiales, deportes, concursos. La fundación del periódico El Escolar, boletines, murales; el escudo del Plantel; la construcción del teatro en la ‘Tomás Arturo’, con idénticas características del antiguo teatro ‘El Cid’, con la organización de colectas, rifas y toreo, en la que participó con entusiasmo don Luis Freire, en la junta de padres de familia. Se intentó, vender el área del Plantel, para una nueva sede, había 800 estudiantes, no apoyaron la iniciativa. En ese tiempo, preparaba a los alumnos para el ingreso a la educación secundaria, una especie de Icfes (1971-1975); que por los requisitos, no había posibilidad para fundar un instituto de enseñanza, como los que hoy proliferan en el país y en nuestro departamento.

La resultante de esta valiosa actividad y entusiasmo, fue el nombramiento como docente en el Colegio Seminario (1972). Continué con mis comentarios en la Emisora, eso me valió mi retiro, porque ayer como hoy, enaltezco ‘la verdad sin compromisos ni contemplaciones’ y mi actividad en el sindicalismo, máxime cuando existen injusticias. Luego ejercí como profesor externo, en el área de matemáticas en el Colegio Femenino San Felipe Neri, y algunos meses en el Colegio Mixto San Felipe Neri, en primaria. 
    
En 1972, colaboré en la organización del Sindicato del Magisterio Municipal de Ipiales, de suprema importancia para la defensa gremial. Nunca dejé mi interés por la investigación histórica, y analizando el vacío, las contradicciones en este tema; la falta de conocimiento de la riqueza y extensión territorial de Ipiales, recorrí a pie y en bicicleta muchos rincones regionales y publiqué el primer Mapa físico-geográfico del municipio de Ipiales (1974); con esta experiencia, realicé mapas: de Nariño, Túquerres, Pasto, Puerres, Pupiales y Potosí, en una época donde el transporte era escaso, difícil y el pasaje costoso. Con material suficiente, pretendí publicar: Conozcamos a Ipiales  para segundo grado. Y me propuse publicar la revista El Sur, que se quedó inédita, el proyecto era imprimirla en Bogotá.

 En marzo de 1973, escribí un artículo sobre el Santuario de las Lajas, para el periódico Correo del Sur, director Claude Toulliou (el próximo año, celebran 40 años, y la premiación de aniversario), se editaba en la tipografía Agualongo de don Alonso Estrella. Para 1976, en un viaje a Túquerres, y en mis lecturas de material regional, vislumbré la importancia de esta comarca, y que no tenían nada compilado; entonces publiqué: Túquerres: su historia, su geografía, sus hechos y sus gentes (1976), y luego la Monografía del municipio de Ipiales, se editaron 3 ediciones en mimeógrafo; El Espectador, marzo 30 de 1978, página 10A, comentó sobre estas publicaciones. También se quedó inédita, la Guía económica, profesional y turística de Nariño, 1976, y el folleto: Rutas, información turística y comercial, Pasto, Colombia.

Algo especial y fruto de la Monografía de Ipiales, dedicada a celebrar los 113o aniversario de la Municipalidad de Obando, de las conferencias a los docentes, fue motivar al gobierno local  para que programe, desde 1977 esta efemérides de gran importancia regional, y que en el 2013 se cumplen 150 años, siendo gestor de esta iniciativa.

En esta época (1976-1982), emprendí un ambicioso plan de trabajo, inicié la preparación de varias publicaciones: Compendio histórico-geográfico de los municipios de Nariño, 55 fascículos, serie: Historia de los pueblos. La educación secundaria en Nariño, La provincia del Carchi, historia y geografía, Conozcamos a Ipiales, Las Lajas, un milagro de Dios en el abismo, Cartas geográficas de los municipios de Nariño, inéditos. En 1979, en Emisora Cultural Bolívar, realizamos en varios domingos el programa ‘Tierra Labrantía’, historia de los municipios y sitios de interés; en 1981, organicé programas radiales por el centenario de Gualmatán como municipio; y en 1983, por los 50 años de la muerte del héroe campesino José María Hernández. Todo lo anterior, y como fruto de varios años de trabajo e investigación, quedan infinidad de escritos, una biblioteca con autores locales y regionales, archivo de material de consulta, que es un acerbo para realizar el proyecto del Diccionario de personajes, historia y geografía del departamento de Nariño, y uno en especial para la exprovincia de Obando.

Edité Ipiales, turístico y comercial en 1978, primera guía en la región, que valió al autor el reconocimiento de El Espectador, en editorial del 3 de mayo, página 2A. Este diario publicó la serie: Anatomía de regiones, y dedicó sus páginas del martes 23 de  mayo de 1978, a Ipiales, reina del altiplano; para la ocasión colaboré al arquitecto Alberto Mendoza Morales con la Cronología histórica de Ipiales, quien amablemente resaltó mi aporte, el 22 de mayo del mismo año, página 1A.

En 1979, publiqué el Álbum del Santuario de las Lajas, señalando: ‘Las Lajas, otra maravilla de Colombia y del mundo’. Luego, edité Semblanza de los carnavales de Ipiales, y en la última página, enfaticé la posibilidad de que los municipios cercanos participaran en el carnaval de Ipiales con carrozas, comparsas (hoy carnaval de la provincia); la idea se hizo realidad en 1993, porque existía la Asociación de Municipios de Obando, la participación y entusiasmo eran muy estrechos entre los alcaldes, primeras damas y pobladores.

Luego de alguna experiencia con una institución de educación no formal, fundé el Centro de Capacitación Vocacional de Nariño en 1980, para dictar cursos de mecanografía, modistería, primeros auxilios, etc., que en cierta manera fue el germen del actual Insecol, porque el proyecto lo continuó la fundadora señora Mercedes Solarte. En 1981, siendo secretario de la Asociación de Juventudes Cristo Obrero, y ante la problemática de la Escuela de Artes, se solicitó una reorganización del centro, entonces se gestó la iniciativa de crear un colegio para la juventud de escasos recursos, tenían aulas propias, petición hecha al señor alcalde doctor Oscar Portilla; quien observando mi liderazgo me nombró como docente en la escuela rural mixta Santafé; donde se organizamos los ‘rincones escolares’, del programa Escuela Nueva; con esta metodología una profesora de Iles, ganó el premio Compartir al Maestro en el 2010.

La creación de la Supervisión Escolar Municipal

La historia de la Supervisión data de 1982, y se originó en los cursos de capacitación para los maestros municipales de Ipiales; donde se analizó la necesidad de nombrar un supervisor de educación, quien se encargara de la orientación del gremio: por la preparación y cantidad del personal al servicio del Municipio, 38% con básica primaria; por la inversión, 16.9% del total del presupuesto; por la ubicación de las escuelas en zona de difícil acceso; por la implementación del programa Escuela Nueva ya que Pasto no se hacía cargo; por los nombramientos discriminatorios, y muchas veces injustos; y por los bajos salarios que devengaban los docentes.

 La iniciativa fue avalada por el Sindicato del Magisterio Municipal de Ipiales, y aceptada por el alcalde doctor  Oscar Ortega Portilla. Se hizo un concurso de méritos, según parámetros del decreto no. 610 de 1980, para estos eventos; se comisionó a funcionarios del entonces Distrito Educativo No. 3 de Ipiales. Se presentaron dos candidatos, por 95 puntos, fue seleccionado el docente Bernardo Andrade Tapia, y nombrado como Supervisor en comisión, por decreto 101 de agosto 16 de 1982; fecha importante que se constituye luego, en el origen de lo que hoy es la Secretaría de Educación Municipal de Ipiales.

Trabajé sólo para la orientación de 65 profesores, que a mi retiro fueron 84; tenía una oficina, escritorio, máquina de escribir, un estante, legajadores, la papelería la compraba de mi sueldo; pero la jurisdicción a más del área rural y urbana de Ipiales, se extendían a los 13 municipios de la ex provincia de Obando, por los cursos de capacitación, visitas y comisiones ordenadas desde Pasto. Hoy la Secretaría de Educación del municipio de Ipiales está certificada, su organización administrativa cuenta con 33 personas, 880 docentes, 24 mil estudiantes, y un presupuesto de $ 2 mil millones.

Desde 1982, cumplí una meritoria labor de “gestión, asesoría, orientación y control” a los docentes municipales de Ipiales; se hizo el diagnóstico, un documento valioso para la historia educativa local, se enfatizó en la capacitación, todos los viernes de fin de mes con temas de interés pedagógico; se reorganizó el personal, se adecuó la planta física de las instituciones , ‘que se desmoronaban a pedazos, sin tableros, pupitres, ni material didáctico’; se implementó el programa Escuela Nueva, con apoyo de la oficina de Pasto; se brindó asesoría para obtener el escalafón docente y la profesionalización ante el Icfes, y la Universidad a Distancia. El magister Francisco Montenegro Viveros autorizó al Supervisor Municipal, para hacer la evaluación de las prácticas docentes a los maestros que cursaban estos estudios, gesto que se lo agradezco con  gratitud, hoy y siempre. Se  gestionó ante la Asamblea de Nariño, la departamentalización de las escuelas rurales del área fronteriza: Tumaco, Cumbal, Cuaspud-Carlosama, Ipiales, ordenanza no. 018 de 1982, participé en el diagnóstico. (El Tiempo, marzo 13 de 2012).

A pesar de los esfuerzos, hacía falta más escuelas en Ipiales; entonces, se emprendió la fundación de 5, en zona rural: Cutuaquer Bajo, la Floresta, El Mirador, El Azuay, y la Estrella (que debe valorarse en toda su dimensión). Fue decisivo el apoyo, confianza y estímulo del alcalde, señor Miguel Ángel Díaz, quien nombró por concurso a 3 maestros. Se construyó un nuevo local en Chiranquer Alto. Se contaba entonces, con la Junta de Educación  integrada por: el alcalde, secretaria, personero, tesorero, dos concejales y el supervisor; más adelante se aprobó un reglamento y cronograma; a través de esta estructura se cristalizaron varios proyectos educativos: capacitación, alza de salarios según el escalafón;  inventario, legalización de escrituras y adecuación de los establecimientos educativos; celaduría, material didáctico, pago de servicios públicos a las escuelas.
    
Inicié la gestión para la creación del colegio ‘Cristo Obrero’ que luego la tomaron otras personas. La distribución equitativa de los maestros, había docentes en instituciones privadas; se solicitó la nacionalización de las plazas de maestros municipales, hecho cumplido en 1994.  Por  falta de profesores, se contrató en la modalidad de apoyo con auxilio oficial a los padres de familia, 1984; luego directamente con los docentes, fueron 10 plazas. En general, se impulsó la integración, solidaridad, convivencia, capacitación, cultura, deportes, civismo y participación en todos los eventos programados para el sector, cuestión difícil en esta época.

Gestor cultural, cívico y comunitario.

Impulsé por muchos años, el carnaval de Ipiales y de Nariño; se frustró la iniciativa de publicar dos revistas de este tema, en 1980 y 1982. Se elaboró las primeras bases del concurso del carnaval en sus diferentes modalidades. En 1984, con motivo de la celebración de los 20 años del Sindicato del Magisterio municipal de Ipiales, colaboré estrechamente en la programación; publiqué la revista del Sindicato, con temas y fotos interesantes; escudo y banderín del mismo. Se  creó la condecoración Hermano ‘Luis Gonzaga’ en reconocimiento a los docentes más destacados del Municipio. También, publiqué la revista Ipiales 125 años, para dar a conocer una vez más, la importancia de la efemérides de la Municipalidad de Obando, escritos que publiqué después en el Diario del Sur, y Directorio Telefónico Anditek. En 1986, edité la revista Juan Pablo II, biografía y viajes, para Colombia, Ecuador y Venezuela, fue comentada en el diario El País de Cali, 9 de junio de 1986.

En este año, inicié el estudio de factibilidad para crear el colegio San Lorenzo en Yaramal, se hicieron encuestas y múltiples reuniones con la comunidad, después quedó fácil su fundación. Igual ocurrió con la creación del colegio Pérez Pallares; siendo presidente de la junta de padres de familia (1988-1993) y con miras en este proyecto, a base de festivales, rifas y aportes, construimos cuatro aulas, baterías sanitarias, oficina para el director, remodelación y mural del salón de actos (pintura costumbrista, que lo destruyó el primer rector); les quedó fácil a quienes se otorgan la fundación.

Nunca descansé de las labores docentes (1982-1988), los sábados y domingos, participaba en las mingas en las diferentes escuelas rurales, adscritas al municipio; o dictaba conferencias a los alumnos de los colegios, escribiendo decretos y discursos en las efemérides patrióticas, cívicas y sociales, en la organización de los carnavales, de la municipalidad, etc.

En vacaciones, en la estructuración de los cursos de capacitación a los maestros municipales o departamentales; en los diagnósticos propios del trabajo, o solicitudes del gobierno seccional o nacional en favor de la educación municipal. En 1988, llegó la elección de alcaldes populares, Carlos Pantoja Revelo, alcalde de Ipiales, y su secretario de gobierno Carlos Chaves Ortega, dictaron el decreto no 51 de junio 7 de este año, por la cual me separaron del cargo que venía desempeñando, a pesar de mis ejecutorias, responsabilidad y trabajo, había intereses politiqueros y personales. La certificación de la Oficina Seccional de Escalafón no 04 del 14 de junio de 1988, dice: “En tal virtud el educador (Bernardo Andrade Tapia) goza de los derechos y garantías de la carrera docente”; pero la ley del más fuerte, de la arrogancia, (de la dictadura) e incomprensión, se impuso a pesar de las reclamaciones de gremios, amigos, familiares, y del mismo interesado; causándome un enorme daño en perjuicios morales, y en materia laboral y pensional; a pesar de este atropello continué con mi trabajo cultural y con las comunidades a quienes se favorecen de mis proyectos.


Hasta aquí la primera parte de mis servicios al sector docente, a la cultura y la comunidad (1968-1988)